En especial se trata de tener en cuenta la orientación/desorientación y direccionamiento espacial, discapacidades intelectuales o desarrollo y los mayores con o sin deterioro cognitivo.
Estas condiciones que se sintetizan en un conjunto de escenarios espaciales (en uno de los capítulo finales) sienta las bases de una arquitectura que siendo para todas las personas tenga en cuenta la estética, aspectos funcionales y la ética inclusiva para todas las personas.
La imaginación de los diseñadores debe tener en cuenta que la estética de entornos y edificios debería incluir conjuntos de formas (semántica), funciones y colores comprensibles y accesibles, ganando con esto que sean utilizables por el mayor número de personas en todas la situaciones de su vida (más o menos cotidiana, cercana o lejana).