Inclusión: deber de todas las normas, derecho de toda la ciudadanía
Este artículo ha tomado una parte de la presentación del próximo texto de la autora: “Entornos y edificios vivenciales y terapéuticos para mayores”.
Lo ha hecho así, no por deseo de anticiparse, sino porque la oportunidad que este momento le brindaba: la aprobación por el Senado de España de la “Proposición de Ley de modificación del Texto Refundido de la Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social, aprobado por Real Decreto Legislativo 1/2013, de 29 de diciembre, para establecer y regular la accesibilidad cognitiva y sus condiciones de exigencia y aplicación”. (622/000036).
La ocasión que brinda esa aprobación es perfecta para consolidar un enfoque de la accesibilidad cognitiva que ponga en valor la necesidad de que se incluya un encuadre científico basado en neurociencia, conjunto de procesos y modelos que posean validez científica, basado en teorías y experiencias. Así como la opinión y participación de las personas y familias que forman parte de organizaciones de accesibilidad, discapacidad y envejecimiento activo.
“Este texto, debe su desarrollo a la fe de su autora, convencida de que, poniéndose en el lugar de las personas, y atendiendo al complejo funcionamiento de los procesos neurológicos era, es posible, encontrar un tesoro escondido en el interior del cerebro humano: el cómo y el dónde de la organización espacial para el diseño de espacios vivenciales y terapéuticos para mayores.
Esto ha sido posible después de años de investigación: estudios, reflexiones e indagaciones y, sobre todo, teniendo las antenas puestas para escuchar y rescatar investigaciones, estudios, mensajes, procesos, a partir de los cuales poder inferir conclusiones concretas, en clave de escenarios espaciales adaptados para diferentes estados y condiciones de una población muy amplia con dificultades de orientación, comprensión espacial, como es, a veces la de mayor edad.
El enfoque es divergente: se aleja de los tradicionales para buscar respuestas originales, innovadoras y complejas, que tienen que ser demostradas para ser aceptadas. De ahí la cantidad de los contenidos y de la calidad de la bibliografía, que bucea en las bases teóricas, conceptuales y experiencias que subyacen a los procesos neurológicos de la cognición y a los motrices explicativos de la normalidad, y predictivos de lo que va a suceder en casos de que hubiera lesiones cerebrales”.
Los párrafos anteriores se acoplan perfectamente al momento y al interés que mostramos profesionales, investigadores y docentes en que dicha Ley de accesibilidad cognitiva, cuando se concrete, lo haga para “el conjunto de situaciones y la amplia gama de personas que puedan beneficiarse de esa figura legal, incluidas:
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En primer lugar, la mejora de los entornos y edificios mediante paradigmas y metodologías de diseño que abarquen el conjunto de aspectos estructurales, funcionales, de organización y cromatismo, de mobiliario, etc. que conforman la espacialidad con los que el medio ambiente y las construcciones puedan dotar a la accesibilidad cognitiva, además de aquellos conceptos tales como pictogramas, lectura fácil y tecnología.
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En segundo lugar, los grupos de ciudadanos que se puedan ver beneficiados, además de las personas con discapacidades intelectuales o del desarrollo como: personas con dificultades de orientación por cualquier causa, las que están envejeciendo naturalmente y sienten que su memoria y atención decaen, con deterioro cognitivo, que hayan sufrido afecciones cerebrales, ya sean mayores o niñas y niños, etc.
Se trata de que una ley que, por un lado puede dar mucho de sí, siempre que no se esclerotice en unos casos y con unas líneas cerradas o concretas, y brinde a la totalidad de la ciudadanía el beneficio de poder moverse en los entornos y edificios con facilidad, tranquilidad y seguridad espacial cognitiva.
Y por otro, que de manera inclusiva abra su puerta a investigadores y profesionales -que ya han consolidado modelos y metodologías que avalan su participación- dándoles la oportunidad de contribuir dentro de estos complejos procesos normativos.