Romper barreras para la inclusión: arquitectura y autismo

Síntesis de la jornada sobre accesibilidad cognitiva,arquitectura y autismo
Publicada el 4 de abril por «20 minuos»
https://www.20minutos.es/salud/actualidad/en-muchas-ocasiones-los-espacios-arquitectonicos-son-barreras-para-las-personas-autistas-y-frenan-oportunidades-de-vida-y-de-experiencia-4972497/
Esta arquitecta , que lleva más de una década investigando y trabajando sobre estos aspectos explica cómo surgió esta inquietud. “¿Que cómo empecé a trabajar con estos temas? Una frase de la arquitecta ambientalista Anna Heringer me marcó: ‘La arquitectura es una herramienta para mejorar vidas’. Cuando yo ya trabajaba en espacios ideados para personas mayores me pareció que las personas con espectro autista no tenían bien adaptados sus espacios para desenvolverse de forma natural. Ruido, color, sonido, formas… cuando todo esto está junto estas personas se bloquean. Llegué entonces a la necesidad de estudiar la arquitectura más idónea para las personas con TEA y he intentado meterme en su cerebro para extraer desde ahí los escenarios espaciales más idóneos para ellas”.
En el caso de nuevos proyectos, ¿cómo tendría que estar diseñado un entorno para que sea cognitivamente accesible para las personas con trastorno del espectro autista? La arquitecta Berta Brusilovsky desgrana en su libro una serie de recomendaciones sobre qué tipo de arquitectura hay que generar para que las personas con autismo funcionen mejor. Según ella misma dice “no hay conductas malas sino entornos que generan estas malas conductas” y es la arquitectura la que debe tener determinadas condiciones según cómo funcionen las personas.
En primer lugar, su modelo para diseñar espacios accesibles insiste en la necesidad de romper el efecto laberinto: “Hay que romper el efecto laberinto a base de espacios perfectamente comunicados, relacionados desde el punto de vista funcional”.
Sin embargo, también es fundamental que la relación entre los espacios tenga buena solución desde el punto de vista sensorial. “Por ejemplo, la relación entre el patio, un lugar con tanta actividad, y las aulas, con una actividad mucho más tranquila, es una relación sensorial de un efecto muy alto que es el patio a otro más bajo que es el aula. Tiene que haber no solo relaciones funcionales sino sensoriales desde las zonas de mayor actividad a las de menos. Ese orden permite que el ejercicio de adaptación sensorial que hace la persona autista se haga sin conductas extrañas. Que haya tiempo a la transición”.
Lo ideal por tanto, y sobre todo con personas de espectro autista, es anticiparles lo que va a suceder. “Si voy generando una serie de burbujas espaciales o espacios de transición para que se sienta seguro en el paso de un espacio a otro y voy anticipando hasta el espacio que le genera un conflicto (en esta caso el patio) se va a sentir más seguro”.